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Casa Llena

Joe Dimaggio a 80 años del inquebrantable récord

Antonio Canseco

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“Siempre pensé que ese récord permanecería, hasta que alguien lo rompiera”

Yogi Berra

En todas las actividades humanas hay aciertos y errores; en esa realidad cotidiana surgen de vez en vez, logros y hazañas que logran cambiar y transformar nuestro entorno. En el béisbol es evidente que se reúnen las mismas características y la misma naturaleza, tan es así que a lo largo de los años hemos sido capaces de recopilar, observar y atesorar un selecto grupo de datos, acciones y memorias respecto del quehacer en los campos de juego que han dejado una huella en la historia de este deporte.

Algunos de ellos son tan efímeros, que a veces ni siquiera los llegamos a apreciar aún habiendo existido; pero otras por el contrario son de tal trascendencia que ni con el paso del tiempo y las temporadas es imposible dejar de aquilatarlos y de entenderlos en su justa dimensión. Esto segundo, es lo que precisamente sucede con Joe Dimaggio y la hazaña deportiva que hoy abordaré.

Querido lector, el pasado fin de semana se cumplieron 80 años de que el legendario jardinero central de los Yankees de Nueva York lograra la marca de 56 juegos consecutivos pegando de hit, un récord impuesto durante el transcurso de la temporada de 1941 que permanece vigente, imbatible e inquebrantable. Si tomamos en cuenta que en el béisbol profesional,  y no necesariamente el que se práctica en las Ligas Mayores, se considera un jugador exitoso a aquel que logra conectar de hit tres de cada diez oportunidades que tiene al bat, un dato que nos permite entender la magnitud y complejidad de la hazaña deportiva que hoy les relato, pues haber sido capaz de conectar al menos un imparable en 56 partidos consecutivos, no sólo es admirable, sino prácticamente imposible de repetir.

Todo comenzó el 15 de mayo de aquel año en el que DiMaggio y los propios Yankees tuvieron un arranque de campaña lento e incierto al conectar un sencillo en cinco turnos contra el lanzador Eddie Smith en la derrota de los Yankees 13-1 frente a los Medias Blancas de Chicago.

Al día siguiente DiMaggio conectó un jonrón y un triple en la victoria de Nueva York, pero volvieron a perder 3-2 ante los Medias Blancas en el último de la serie en el que el también llamado “Yankee Clipper” logró un sencillo en cuatro apariciones en el plato. Los Browns de San Luis fueron los siguientes rivales de Nueva York, en esa serie DiMaggio conectó en su primer juego tres hits en la misma cantidad de turnos al bat. En los siguientes dos duelos contra los Browns, la admirada estrella que portó siempre el número 5 en sus dorsales, tuvo un hit en cada uno de los juegos, en ambos casos lográndolo hasta las últimas entradas. Hasta ese entonces la racha de hits más larga de los Yankees pertenecía al receptor Bill Dickey que logró pegar al menos un imparable en 21 juegos consecutivos.

Cuando la racha llegó a 13 juegos, por primera vez recibió la atención de la prensa de la ciudad de Nueva York. El periodista deportivo Dan Daniel del New York World-Telegram se refirió a la misma; un día después, el también periodista Jack Smith mencionó la racha después de haber llegado a 14 juegos. DiMaggio había alcanzado las bases en ese juego al conectar un sencillo en la cuarta entrada contra los Senadores de Washington; a la postre un hit muy importante en el récord, pues aunque DiMaggio agregó un sencillo en la sexta entrada, ese hit fue borrado de los libros de récords cuando la lluvia obligó a concluir el juego antes de las 9 entradas. Solo los turnos al bate de las primeras cinco entradas contaron en los registros, lo que significa que ese imparable de la cuarta entrada le permitió extender la racha.

Ya con la atención de la prensa deportiva de la ciudad de Nueva York, DiMaggio siguió conectando de hit, los Yankees viajaron a Cleveland para una serie contra, en ese momento, unos Indios que eran líderes de la Liga Americana. Luego de un aplazamiento por lluvia, los equipos jugaron una doble cartelera, que evidentemente aumentó el grado de dificultad para conectar de hit. Sin embargo, DiMaggio pegó un sencillo en el primer juego y un hit ante Mel Harder en el segundo. Bob Feller fue el abridor contrario de los Indios en el juego final de la serie. Aunque los Yankees perdieron 7-5, la carrera de DiMaggio continuó gracias a los dos hits que le conectó a Feller: un sencillo y un doble. Después de ese juego fue el prestigiado New York Times quien hizo referencia a la racha de DiMaggio, alcanzando con ello la notoriedad e interés mediático a nivel nacional y desde entonces la afición que lo acompañó y sigió el resto de la racha. 

El 2 de junio de aquel año, fue un día triste y de dolor para el equipo de la ciudad de Nueva York al conocerse el deceso de su gran capitán, Lou Gehrig, tras una ardua y prolongada lucha contra la enfermedad que le había alejado de los diamantes; no obstante, DiMaggio llegó a 20 juegos consecutivos conectando de hit gracias a un cuadrangular conectado en la derrota de los Yankees de 4-2 en Detroit. Otro descalabro ligaron los Yankees aún aturdidos por la muerte del gran primera base y los desbordados gestos de solidaridad y duelo que provocó la muerte del también llamado “Caballo de hierro” en el segundo y último juego de esa serie, DiMaggio logró conectar un triple en la sexta entrada para sostener esa seguidilla de juegos consecutivos pegando imparable.

A tantos años de distancia, resulta aún emocionante hacer la breve recopilación de aquellos días y juegos que dejaron de ser ordinarios gracias a lo logrado por DiMaggio. Una relatoría de turnos al bat que nos releva la magnitud de la hazaña deportiva lograda, dada la enorme dificultad que implica batear un hit en cada uno de los encuentros programados a lo largo de ocho semanas de competencia. Simple y sencillamente admirable.

Hasta antes de la temporada de 1941, cada Liga tenía un récord vigente de más juegos consecutivos conectando de hit, el de la Liga Americana pertenecía a George Sisler, quien tuvo una racha de 41 juegos en 1922, un juego más larga que una seguidilla de 40 juegos de Ty Cobb en 1911, mientras que el de la Liga Nacional los ostentaba Willie Keeler con 44 juegos consecutivos, siendo, hasta ese entonces, la seguidilla de hits más larga en una temporada en las Grandes Ligas.

Aunque bien saben el desenlace de la historia, me pemitiré regresar a ella, para comentar los días de seguimiento mediático y presión a que fue sometido DiMaggio al acercarse a los récords de Sisler y Keeler, así como los de júbilo y admiración que siguieron tras implantar la nueva marca y establecer día a día un nuevo récord; mañanas aquellas, donde de costa a costa los norteamericanos seguían atentos a través de sus aparatos radiofónicos lo que hacía en el campo de juego el espigado y elegante jugador de pelota, proveniente de una familia de migrantes pescadores italianos que logró hacer olvidar por días y semanas los horrores de la guerra que se vivía en Europa como consecuencia de la invasión de Adolfo Hitler a Polonia unos años atrás.

DiMaggio llevó la racha a 32 juegos con un jonrón y un par de sencillos contra los White Sox. Los Tigres fueron los siguientes oponentes de los Yankees, y en la primera entrada del del primer juego de la serie, DiMaggio rápidamente extendió la racha al conectar un sencillo. En la victoria de Nueva York por 14-4, en la que añadió un doble y dos sencillos más. DiMaggio dijo más tarde que fue entonces cuando comenzó a considerar la posibilidad de lograr la racha de hits más larga de la MLB.

Los Yankees viajaron a Filadelfia para una serie con los Atléticos, en el primer encuentro DiMaggio solo necesitó un lanzamiento en su primer turno al bate para registrar un sencillo, y luego agregó un jonrón. El lanzador abridor de los de Filadelfia en el siguiente encuentro fue Johnny Babich, a quien DiMaggio conocía y había enfrentado desde su etapa profesional en la costa oeste de los Estados Unidos cuando era jugador de los San Francisco Seals y poco antes de ser descubierto por los Yankees de Nueva York. Babich le dijo a la prensa local que terminaría con la racha de DiMaggio, tras dominarlo en su primera aparición en el plato, pero en la tercera entrada DiMaggio dio hit. Años después de la hazaña el propio Joltin Joe se refirió a ese imparable, como el hit más satisfactorio de la racha.

Fue precisamente en calidad de visitante en una serie de tres juegos en Washington y ante una multitud cercana a las 31 mil personas que abarrotaron el estadio Griffith, el 29 de junio y para elevar el grado de dificultad, en el marco de una complicada doble cartelera contra los Senadores, el estelar jardinero central logró superar la marca moderna de 42 juegos consecutivos conectando de hit, hasta ese entonces en poder de George Sisler. Ya era tal la expectativa que había provocado la racha de DiMaggio que incluso su bate misteriosamente desapareció del dugout y tuvo que ser buscado por la policía y recuperado para tranquilidad del jardinero central, que en aquellos dos largos juegos sin su habitual herramienta de trabajo, tuvo que utilizar otro que al iniciar la temporada la había regalado a su compañero de equipo, Tommy Henrich.

Tan solo unos días después del extraño incidente y jugando en Boston, teniendo como testigo y rival al líder de bateo de Liga Americana y gran estrella de los Medias Rojas, Ted Willimas, DiMaggio conectó de hit en el partido celebrado el 2 de julio para llegar a 45 juegos consecutivos y pasar al famoso Wee-Willie Keeler, quien había bateado de hit en 44 encuentros consecutivos en 1897. Desde ese entonces, el récord es y ha sido solo y exclusivamente de Joe.

Tras ese juego, la algarabia e interés de los aficionados creció y creció, radio y prensa escrita relataban turno a turno lo realizado por DiMaggio. Cada juego que prolongaba la racha, los norteamericanos se rendían ante las cualidades ofensivas del nacido en Martínez, California, prácticamente a las afueras de la bella Ciudad de San Francisco, en el estado de California.

Fue el 17 de julio de aquel año que la racha llegó a su fin, tras 56 partidos en los que logró batear al menos un imparable en cada encuentro disputado, DiMaggio no pudo conectar de hit en el encuentro contra los Indios de Cleveland y en que dos veces fue víctima de las excelentes jugadas a la defensiva del tercera base de Ken Keltner. Al día siguiente, como si nada hubiera ocurrido, DiMaggio volvió a la caja de bateo y conectó una vez más hit, e inició una nueva seguidilla de 16 partidos conectando al menos un imparable.

Durante los 56 juegos que abarcaron su racha de hits de 1941, DiMaggio tuvo 91 hits en 223 turnos al bat para un promedio de .408. Logrando 55 carreras producidas y 15 jonrones. Sus 56 carreras anotadas igualaron la cantidad de juegos conectando consecutivamente de hit. Destacando que en los últimos 11 juegos de la racha, DiMaggio tuvo un promedio de .545, con 24 hits en 44 turnos al bate. El jardinero central y ya referente de los Yankees de aquellos años enfrentó a los Browns y White Sox 12 veces durante la racha, la mayor cantidad de cualquier oponente de la Liga Americana. A lo largo de la racha DiMaggio enfrentó a 54 lanzadores y en 10 ocasiones logró conectar el hit que la mantuvo viva en su último turno al bat de cada encuentro. Pero tal vez la más notable hazaña deportiva que involucra el récord de Joe DiMaggio es que en la referida temporada de 1941 fue haberse ponchado apenas 13 veces, siendo esa la menor cantidad de ponches en la historia para un jugador que a lo largo de la temporada logró conectar 30 o más cuadrangulares.

Para entender la importante participación de DiMaggio, debo señalar que antes de comenzar la hazaña, su equipo estaba a 5.5 juegos del primer lugar en la Liga Americana. Para cuando terminó, los Yankees habían mejorado su marca a 56-27 y estaban en la cima de la Liga Americana por siete juegos sobre los Indios. Tras haber ganado 43 de los 56 juegos que la conformaron.

Hoy en día, resulta inimaginable pensar que alguien sea capaz de romper el récord de DiMaggio, en especial por la forma y términos en que se desarrolla el juego hoy en día, donde el lanzador abridor difícilmente cumple toda la ruta del encuentro, hecho que sin lugar a dudas establece un mayor grado de dificultad a los bateadores ya que deben enfrentar a uno, dos y hasta tres lanzadores por encuentro, lo que indudablemente disminuye las probabilidades de batear de hit, aunado al hecho de que difícilmente un jugador de campo se mantiene sano y en la alineación titular 50 o más juegos consecutivos a lo largo de una temporada y digo formar parte de la alineación, porque lo de batear de hit es mucho más complicado.

Por lo que en respuesta a la retórica pregunta de la célebre canción de Paul Simon, sobre el paradero del jardinero central de los Yankees de Nueva York concluyo, a ningún lado, Joe DiMaggio no ha ido a ningún lado, está presente y vigente en el mundo del béisbol, como su inquebrantable récord.

CÍRCULO DE ESPERA

Grave y delicado es el hecho de que ya no sea posible asistir a disfrutar con toda tranquilidad un juego de béisbol un sábado por la tarde en los Parques de las Ligas Mayores. Lo ocurrido en Washington, el pasado fin de semana, preocupa sobremanera y exhibe la vulnerabilidad de quienes asisten a los estadios. Al paso que vamos, terminarán los equipos haciendo cercos de acceso a varias cuadras de distancia de los estadios y utilizarán detectores de armas y metales para permitir el ingreso a un juego de pelota. Algo huele a podrido… y no es precisamente en Dinamarca.

casallena@live.com.mx

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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