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Casa Llena

El Parque del Seguro Social

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“El béisbol es una caja de sorpresas”

Anónimo

Hoy que inicia la temporada de la Liga Mexicana de Béisbol he decidido abrir un espacio para recordar parte de la grandeza y esplendor que el llamado Rey de los Deportes ha tenido en nuestro país. Nuestra Liga que está próxima a cumplir el centenario de su fundación (1925) es una liga con historia, con entrañables recuerdos y que por algún tiempo logró ser el deporte profesional con mayor número de seguidores en nuestro país. Hoy en día, pese a la falta de reflectores sigue avante y en ella existe suficiente talento para enfrentar los retos del presente con renovados ánimos, cómodos parques de pelota y sólidas organizaciones deportivas que hacen vislumbrar lo que será un futuro atractivo y altamente competitivo para el béisbol profesional de México.

Clara muestra de ello, es el hecho de que si bien el béisbol no es el deporte más popular y practicado en nuestro país, si resulta ser el deporte profesional que aporta el mayor número de jugadores de calidad y excelencia a nivel internacional, pues los 13 jugadores mexicanos que iniciaron la temporada regular de 2022 en equipos de Ligas Mayores supera y con creces el número de futbolistas profesionales de México que juegan en las mejores ligas del mundo, destacadamente las de Europa.

Con el ánimo de destacar la importancia de la Liga Mexicana de Béisbol el presente artículo y otras subsecuentes entregas, -es un compromiso- estarán dedicados de principio a fin a recordar parques, equipos, momentos, lugares y circunstancias que se han presentado en la trascendental e importante historia del béisbol en México.

Querido lector, soy sincero al admitir que en lo personal me es inevitable sentir apego por mi lugar de origen, por mi ciudad, por mi familia. Creo firmemente, que es algo que se porta en los genes de quienes nacimos mexicanos, pues siempre e invariablemente a la hora de la verdad nos ganan los afectos y los apegos. Tal vez por ello, es que hoy en un día tan especial para el béisbol profesional de México me viene a la memoria el parque de mi ciudad, el Parque del Seguro Social al que tantas y tantas tardes asistí y donde vi y viví de todo.

Hoy que el Parque del Seguro Social tiene ya largos años de haber desaparecido y en su lugar se edificó una enorme y horrible caja de zapatos que hace las veces de centro comercial, no puedo evitar maldecir en silencio a quienes hicieron eso, las veces que transito por el Viaducto Miguel Alemán a la altura de la avenida Cuauhtémoc hoy Eje Vial Número Uno, donde solía estar el parque y tras el enfado y esa triste, pero evidente realidad sólo quedan venturosamente los recuerdos.

Fue en esas instalaciones, donde en otra época y con otro nombre “Parque Delta” (1940-1955) que se jugó el mejor béisbol profesional fuera de los Estados Unidos, pero esa es otra historia y habrá tiempo y circunstancia para escribirlo a cabalidad, pues en ese célebre campo de pelota donde alguna vez el Presidente Miguel Alemán lanzó la primera bola de un juego inaugural de béisbol, se vivieron destellos de la grandeza del más célebre jugador de béisbol de todos los tiempos Babe Ruth, que en el retiro y aquejado por el cáncer que acabó con su vida conectó en una exhibición especial varios batazos de cuadrangular para el deleite suyo y de los aficionados.

A mí por evidentes razones cronológicas, me tocó asistir a ese estadio, ya como Parque del Seguro Social en una época donde el beisbol ya no era el deporte profesional más importante de México y donde los jugadores no eran ya grandes ídolos deportivos, sin embargo puede disfrutar de las actuaciones de jugadores de la talla de: Alonso Perry, Al Pinkston, Jack Pierce, Willie Aikens, Héctor Espino, Jorge Charolito Orta, Winston Llenas, Ramón Arano, Alfredo Ortiz, Vicente y Enrique Romo, Jesús Sommers, Nelson Barrera, Andrés Mora, Lorenzo Bundy, Miguel Suárez, Salomé Barojas, Daniel Fernández, Matías Carrillo y Jesús “Chito” Ríos por tan solo mencionar algunos peloteros, en su mayoría Tigres y Diablos locales que brindaron lo mejor de su juego y talento en ese estadio . Y también haber visto en forma fugaz a otros tantos que sólo estuvieron de paso antes de probar suerte e incluso triunfar en las Ligas Mayores o como antesala del retiro como en los casos de los estelares Luis Tiant, Aurelio Rodríguez, el lanzador relevista Aurelio López, el gran Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera, Vinicio Castilla, Esteban Loaiza, Francisco Córdoba, Erubiel Durazo, Elmer Dessens e Ismael Valdés, todos ellos con logros y trayectoria reconocida en el mejor béisbol del mundo.

Recuerdos tengo muchos de ese cómodo parque de pelota, pero sin lugar a dudas el más extraño e improbable que haya tenido de un juego de pelota, sucedió en el Parque del Seguro Social, era el mes de julio de 1980 y en compañía de algunos de mis hermanos asistí a ver la llamada “guerra civil” Diablos Rojos del México contra Tigres Capitalinos, hoy Tigres de Cancún (Algo que su primer dueño y gran impulsor del béisbol en México el Ingeniero Alejo Peralta jamás hubiera permitido). El estadio tenía una magnífica entrada, todo estaba listo, pero los Diablos Rojos no salían al campo de juego, su manager Benjamín “Cananea” Reyes hablaba con los umpiers para después retirarse a su caseta donde no había ni un solo jugador de los diablos.

Acto seguido el umpier cantó el tradicional “play ball” llamando al juego a los equipos y vino al batear el equipo del Tigres, los Diablos no estaban en el campo de juego y el umpier de home decretó ante el asombro de quienes habíamos pagado una entrada el forfait declarando el juego a favor del Tigres. Los Diablos perdieron por el juego al no salir al campo. Lo que provocó de inmediato en las tribunas del estadio una lluvia de cojines -en aquellos tiempos todavía se alquilaban- y de cerveza.

Es común en el llano vivir y padecer un forfait, por no completarse en el campo los reglamentarios nueve jugadores para iniciar el encuentro, pero jamás en un juego profesional. Aquel noche que salimos del estadio medio bañados de cerveza y extrañados por lo acontecido sabríamos que la ausencia de los Diablos se debía a una rebelión de jugadores que buscaban mejores condiciones de trabajo, salarios y prestaciones. Ese paro de labores, trajo consigo la expulsión de los líderes del movimiento entre ellos Ramón “El Abulón” Hernández gran segunda base de los Diablos, el parador en corto Antonio Villaescusa y de otro número importante de jugadores que exigían un mejor trato económico y que con dignidad crearon su propia y efímera Liga de béisbol “la ANABE.” Aquel día que tuve la fortuna de estar en el Parque del Seguro Social, cambió por varias décadas y por desgracia para mal, el nivel y calidad del juego profesional de pelota en nuestro país, pues esa fractura en verdad minó la calidad de nuestro juego de pelota.

Pero hay recuerdos malos, y a veces y por desgracia los hay peores. En 1985 mi ciudad (Ciudad de México) una mañana de septiembre se cimbró con una fuerza inusitada y la vida nunca fue igual para muchos de nosotros después de esos dos largos minutos de violento movimiento y destrucción.

Jamás podré olvidar lo que sucedió esa mañana y las que le siguieron, muerte y desolación reinaban ante la impotencia de muchos y la ausencia y tibieza de las autoridades federales y locales. Y en ese caos, el querido el Parque del Seguro Social abrió sus puertas de par en par, pero esta vez, no para brindar emociones y diversión a la fanaticada, sino para funcionar como morgue. Cientos de cadáveres fueron apilados en los jardines del estadio, materialmente todo el pasto del parque fue cubierto de cuerpos o partes de cuerpos, inertes, empolvados, aplastados, sin vida, en pijama, o semidesnudos, tal como los había agarrado el temblor, todos cubiertos con cal y el hielo que se había dispuesto a granel para evitar su rápida descomposición en aras de una por demás difícil identificación.

Aquellos fueron días de tristeza y dolor y, para mí en lo personal todavía un menor de edad y en el último año de la preparatoria, fue muy duro ver con tal crudeza la poca suerte con la que habían corrido otros. Tan impactante y dolorosa fue la pérdida de tantas vidas humanas, que además era imposible dejar atrás dado el lúgubre panorama que representaba ver día tras día la enorme cantidad de edificios destruidos o colapsados que dejó aquel sismo del 19 de septiembre y su fuerte y sentida réplica la noche siguiente que el Parque del Seguro Social también resultó dañado irremediablemente, no en su estructura, pero si en la percepción y ánimo de los habitantes de la ciudad que como yo, no pudimos olvidar que en esa grama se había postrado la muerte con tal contundencia y severidad. El Parque del Seguro nunca fue el mismo, y pasó del acostumbrado bullicio y diversión a ser un referente más y mudo testigo de la mayor tragedia vivida en la capital del país en toda su historia.

Aunque importante y necesario es para mi recordar tales acontecimientos, pues en buena medida tuvieron que ver con la baja presencia de aficionados los años posteriores y fueron factor para concretar al cierre definitivo del parque. Hay otras historias alegres para el que les escribe, pues ese parque me enseño a ver de cerca el juego y me dio tardes de enorme diversión, incluso he de confesar que los mejores spikes que alguna vez calce en un campo de béisbol los compré en la tienda casi artesanal que había en el parque, elaborados con piel, que materialmente parecían unos elegantes zapatos de vestir. Por eso para terminar les habré de compartir el mejor recuerdo que guardo del Parque del Seguro Social, no es fácil, los hay y muchos, pero me voy a inclinar por haber podido ver lanzar y en un lugar privilegiado del Parque a Fernando Valenzuela, el más grande beisbolista que haya dado México, pues durante su brillante carrera en las Ligas mayores, nunca tuve la oportunidad de hacerlo.

Aquella tarde que Valenzuela reaparecía en la Liga Mexicana de Béisbol como lanzador de los Charros de Jalisco no había boletos en un parque, donde tras la secuela del temblor y la falta de estacionamiento siempre había entradas de sobra. Todos querían ver el regreso de Valenzuela, por lo que el parque estaba repleto, no cabía nadie, había tal sobrecupo que la gente estaba sentada en los pasillos, y hasta colgada en las torres de luz con tal de ver al sonorense. Valenzuela pese a no estar en plenitud de facultades, estuvo tan grande como en sus días de gloria en las Ligas Mayores, su lanzamiento de tirabuzón hizo estragos en los rivales, dio cátedra y dominó a los Tigres del México con suma facilidad y para el deleite de los aficionados que en su mayoría fuimos a rendirle pleitesía, ganó cómodamente el juego. Y que hoy para mi es y por siempre será un entrañable recuerdo del añorado y extinto Parque del Seguro Social.

Éxito y mis mejores deseos a la Liga Mexicana de Béisbol en su jornada inaugural. Seguro estoy que en las gradas y butacas de sus estadios habrá hoy y a lo largo de la temporada niños y adultos que disfruten este maravilloso juego de pelota y tal vez con un poco de suerte y constancia lleguen a convertirse en fervientes aficionados al béisbol.

CÍRCULO DE ESPERA

Hay gestos y guiños del juego que resultan ser muy atinados. Si bien suelo ser muy crítico respecto de las determinaciones y decisiones que hace valer la oficina del Comisionado de las Ligas Mayores , ya que en mi parecer constituyen cambios que afectan la esencia y naturaleza del juego de pelota, hoy debo de aplaudir y reconocer que ha tenido la magnífica idea de honrar la carrera del puertorriqueño Roberto Clemente a lo largo de toda la temporada 2022, al fomentar y autorizar que aquellos jugadores todavía en activo que por sus distinguidas carreras y gestos humanitarios ganaron en el pasado el Premio Roberto Clemente, puedan portar en sus gorras y cascos un parche con el número 21 con los tradicionales colores de los Piratas de Pittsburgh (negro y amarillo) en recuerdo del gran jardinero derecho. Así que no se sorprendan cuando a lo largo de la temporada vean en el campo de juego con ese distintivo a Nelson Cruz de los Nacionales de Washington, Carlos Carrasco de los Mets de Nueva York, Clayton Kershaw de los Dodgers de los Los Ángeles, Andrew McCutchen de los Cerveceros de Milwaukee, Anthony Rizzo de los Yankees de Nueva York y el magnífico trío de los Cardenales de San Luis que conforman los veteranos Albert Pujols, Yadier Molina y Adam Wainwright.

casallena@live.com.mx

Antonio Canseco
  • Antonio Canseco
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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