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Casa Llena

NY-BOS: la añeja rivalidad

Antonio Canseco

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“No hay negocio como el negocio del espectáculo”

Irving Berlin

Cuando faltan seis semanas para que concluya la temporada regular Boston y Nueva York están palmo a palmo. Los primeros aunque han perdido ritmo de juego están teniendo una campaña muy por encima de las expectativas en términos del talento con que cuentan, mientras que los segundos tras un inicio incierto parecen haber despertado a tiempo y a la hora buena, por lo que es de esperarse que ambos luchen hasta el último juego de la temporada por un lugar en el Clásico de Otoño.

Yankees y Medias Rojas, la gran rivalidad del béisbol en la que convergen dos ciudades y dos equipos que han dado lustre y orgullo al béisbol. Boston y Nueva York son y serán símbolo inequívoco de prestigio y tradición.

En las primeras décadas del siglo XX se gestó en la Ciudad de Nueva York el teatro musical, compositores como Jerome Kern, Oscar Hammerstein y Cole Porter fueron pioneros y artífices de ese nuevo género artístico. Ya en los años cuarenta y cincuenta los hermanos Ira y George Gershwin e Irving Berlinlograrían su consolidación gracias a las entrañables composiciones que confeccionaron para sus obras. Hoy a 100 años de distancia, el teatro musical pese a la obligada pausa por la pandemia del Coronavirus, es una industria sin chimeneas que mueve millones y millones de dólares y que habrá a partir de septiembre próximo de volver a lucir espectacular y boyante en la zona de Manhattan que se conoce como Broadway, en la fabulosa y fascinante ciudad de Nueva York, qué en verdad, ¡nunca duerme!

Irving Berlin en una de sus obras musicales, “Annie tiene un revolver”, un montaje ambientado en el viejo oeste, compuso la canción "There´s no business like show business" (No hay negocio, como el negocio del espectáculo) que interpretó e inmortalizó con su singular voz Ethel Mermal. Si alguna vez han tenido la oportunidad de escuchar esa melodía, sabrán de lo estoy escribiendo; de lo contrario, brevemente les diré que dicha canción es tan emblemática que logró trascender a la obra musical hasta convertirse en un referente del mundo del espectáculo, e incluso constituye para aquellos inmersos en la actuación, el canto y el baile y que noche a noche viven la adrenalina de las tablas un himno y la inspiración para desarrollar sus carreras y vivir sus sueños.

Tal pareciera, querido lector, que olvidé de lo que iba a escribir, porque tendría que hacerlo de una rivalidad deportiva, pero en lugar de ello, les he presentado este breve relato de la génesis del teatro musical norteamericano. Lo sé, pareciera que mis palabras no tienen ningún sentido, pero les pido paciencia y que me acompañen hasta el final, pues es Broadway y el teatro musical el origen de esa añeja rivalidad deportiva que disfrutamos cada vez que juegan los Yankees de Nueva York y los Medias Rojas de Boston.

Si son aficionados al Rey de los deportes sabrán que no hay mayor rivalidad y odio deportivo en el béisbol que la que existe entre los de Boston y los de Nueva York y que aún en los juegos de pretemporada donde el resultado es intrascendente, siempre, algo más que ganar el encuentro está de por medio entre unos y otros. Célebres han sido los enfrentamientos de estas dos novenas, donde en más de una ocasión la tensión ha sido tal, que unos y otros han terminado dirimiendo sus diferencias a golpes como consecuencia enviarse arteros pelotazos o ser objeto de fuertes barridas y encontronazos.

Mucho, mucho se ha escrito en torno a estos legendarios equipos y sus enfrentamientos, pero vale la pena adentrarse en una historia poco conocida y que finalmente es el punto de partida de la rivalidad que existe y flota en el aire cada vez que se enfrentan Yankees y Medias Rojas en un campo de juego.

Hasta el año 1919 el béisbol profesional tenía en el equipo de Boston al mayor ganador de Series Mundiales, en ese entonces, era ya un equipo de tradición y tenía uno de los más modernos y espectaculares estadios de béisbol: el Fenway Park con su distintiva barda elevada del jardín izquierdo, a la que con el paso de los años se le bautizó como: “el Monstruo Verde”. En cambio, los de Nueva York no pintaban, eran un equipo sin gloria, ni historia. Nunca habían sido un equipo ganador y jugaban en el enorme parque el Polo Grounds, donde otros equipos eran admirados y seguidos por los aficionados.

La leyenda que todos hemos escuchado cuenta que el día en que los Medias Rojas de Boston vendieron a su entonces lanzador zurdo y prometedor bateador, George Herman Ruth, a los Yankees de Nueva York, ese día los Medias Rojas dejaron de ser el mejor equipo del béisbol organizado y que una terrible maldición se posó sobre ellos. Basta decir que cuando se concretó la venta de Ruth a los Yankees a finales de 1919, los de Boston habían ganado 5 Series Mundiales, frente a ninguna de los Mulos de Manhattan.

Pero pocos, muy pocos saben que la verdadera razón por la cual Ruth y otros destacados jugadores de Boston fueron vendidos a los Yankees Nueva York del Coronel Rupert -el magnate de la cerveza- que cambió el destino del béisbol al conformar uno de los mejores equipos de todos los tiempos e incluso logró edificar un nuevo parque de pelota para más de 60 mil aficionados, tuvo su origen en una situación estrictamente comercial, donde ni el béisbol, ni la importancia de los jugadores involucrados fueron la razón y el motivo para desencadenar la rivalidad deportiva que ahora los une.

El otrora dueño de las Medias Rojas de Boston, Harry Frazze, era un reconocido productor y empresario teatral de Broadway. Las costosas inversiones de las obras musicales que montaba en los teatros neoyorkinos fueron la poderosa razón que lo llevó a la decisión de vender primero a Ruth y luego a otros jugadores del equipo.Pese a la importancia que ya empezaba a tener el béisbol en los norteamericanos, a Frazze le interesaban y atraían más las iluminadas marquesinas y el glamour de los teatros de Nueva York que los campos de pelota.

La venta de Ruth que constituyó en aquel entonces el traspaso más caro de un jugador profesional no fue suficiente para saciar la necesidad de obtener recursos del empresario teatral, pues en los subsecuentes años Frazze terminó por desmantelar al equipo de Boston e incluso hipotecar su estadio con objeto de producir más obras de teatro y obtener el reconocimiento y prestigio que en el mundo del espectáculo buscaba. El empresario teatral debo decir, brilló con luz propia como las marquesinas de sus obras y fue una reconocida celebridad de su tiempo completamente alejado del béisbol, tan es así que cuando el aviador Charles Lindberg en 1927 lograra realizar el histórico viaje sin escalas de Nueva York a París en el denominado “Espíritu de San Luis”, al regresar a Norteamerica y ser recibido como un héroe nacional, se refugió de las muchedumbres que día y noche le perseguían en la casa del empresario teatral Harry Frazze, en Manhattan.

Desde luego que tras la salida de Ruth y la posterior venta del equipo, Boston no fue el mismo, tan es así que durante las siguientes décadas y por increíble que parezca jugadores de la talla de Ted Williams, Carl Yaztremski, Jimmie Foxx, Bobby Doerr, Johnny Pesky, Fred Lynn, Carlton Fisk, Jim Rice, Wade Boggs y lanzadores como Lefty Grove, el cubano Luis Tiant, Dennis Eckersley y Roger Clemens pese a intentarlo, nunca pudieron ganar una Serie Mundial para Boston. En esa larga sequía, hubo incluso cuatro dolorosas y dramáticas derrotas en siete juegos en las Series Mundiales de 1946 y 1964 en contra los Cardenales de San Luis, así como la de 1975 en contra de los Rojos de Cincinnati y la de 1986 en contra los Mets de Nueva York, en la que se quedaron a un out de la victoria y en el que un error de su primera base Bill Buckner abrió la puerta para el regreso y victoria de los Metropolitanos en ese fatídico sexto juego de la Serie Mundial que es por demás difícil de olvidar.

En aquellos largos años de frustración y desencanto, supuestamente todo era consecuencia y resultado de la “Maldición del Bambino” ya que pese a la rivalidad y competencia existente entre los de Boston y los de Nueva York, año con año los Medias Rojas quedaban marginados del campeonato, mientras que los Yankees lograban convertirse en el equipo más ganador del béisbol acumulando 26 Series Mundiales sin que Boston pudiera volver a ganar una.

La gota que derramó el vaso de la ignominia de los de Boston fue la derrota sufrida en el séptimo juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2003, donde los Yankees vinieron de atrás para empatar el juego al lanzador dominicano Pedro Martínez, ahora miembro del Salón de la Fama y ganarlo con un cuadrangular en extra innings de Aaron Boone, -ahora manager de los neoyorkinos.- Tras ese largo y dramático juego de pelota de más de cinco horas de duración y donde ya entrada la madrugada fueron dejados en el terreno y vencidos por el odiado rival, la prensa, los aficionados de Boston y prácticamente todos los que disfrutamos del béisbol esa noche llegamos a la conclusión de que en efecto, la venta de Babe Ruth de Boston a los Yankees era definitivamente el origen y causa de ese y los anteriores fracasos.

Pero por extraño que parezca, cuando la llamada "Maldición de Ruth" parecía más vigente y palpable dados los resultados, los tiempos cambiaron en forma definitiva. Boston con nueva dirigencia (Terry Francona) lograron al año siguiente (2004) la hazaña que ningún otro equipo en la historia del béisbol ha conseguido, remontar un déficit de tres juegos a cero en la Serie de Campeonato y ganar cuatro encuentros consecutivos, incluyendo los últimos dos en el mismísimo estadio de los Yankees y ante el odiado rival. Tras haber exorcizado sus propios demonios, se enfilaron a una contundente victoria en la Serie Mundial barriendo a los Cardenales de San Luis, lo que les permitió terminar de una vez y por todas con la llamada con “Maldición del Bambino” y esa cadena de derrotas en Serie Mundial.

Ahora que los Medias Rojas de Boston son el equipo béisbol profesional como más Series Mundiales ganadas en el presente siglo, con cuatro victorias, mismas que consiguieron en las temporadas 2004, 2007, 2013, y 2017 y que los odiados rivales los Yankees de Nueva York pesé a haber disputado tres "Clásicos de Otoño" en este siglo (2001, 2003 y 2009)  solo obtuvieron el triunfo en la disputada en el año 2009, además de haber ligado por primera vez una década completa en su larga historia de no asistir a una Serie Mundial. Podemos confirmar plenamente que en el pasado ha quedado finalmente la llevada y traída “Maldición del Bambino” que durante ocho largas décadas hizo sentir a jugadores y aficionados de Boston que la derrota era su destino manifiesto.

Solo el tiempo y la historia que hoy les revelo han podido confirmar que tanto Boston como Nueva York, son y han sidolos únicos dueños y responsables de sus fracasos y logros deportivos y que el deseo de montar obras de teatrales y no una extraña maldición, fue la causa y razón para cambiar la realidad e historia de las dos franelas más importantes y significativas del béisbol norteamericano y por extraño que parezca, ser el origen de la añeja rivalidad que podemos disfrutar cada vez que Boston y Nueva York se enfrentan en un parque de pelota.

CÍRCULO DE ESPERA

Todo un éxito resultó el llamado “Juego de los Sueños” en Iowa. Los 8 mil asistentes que pagaron boletos de 1,400 dólares quedaron plenamente satisfechos con la exhibición que brindaron Medias Blancas y Yankees. Un encuentro que tuvo 8 cuadrangulares, volteretas y un emocionante final que ni los mejores guionistas del cine norteamericano hubiesen sido capaces de imaginar. Por si fuera poco, el juego tuvo la mejor audiencia televisiva para un partido de temporada regular en los últimos 16 años, con todo y que se dio en día jueves. Ya la MLB ha anunciado la realización del juego para la Temporada 2022, aunque los equipos están pendientes de ser designados ya se rurmora que estarán presentes los Cachorros de Chicago y los Cardenales de San Luis. Béisbol y nostalgia que se resume en: "¡Lo construyeron y ellos fueron!"

No puedo dejar de mencionar la hazaña del pitcher de Arizona, Tyler Gilbert, quien en su primer encuentro como abridor de las Ligas Mayores y pesé a pertenecer al equipo con el peor récord de la actual temporada, lanzó el pasado sábado ante los Padres de San Diego un juego sin hit ni carrera. Un logro que ha hecho historia por partida doble, pues además de convertirlo en el cuarto lanzador de toda la historia en haber debutado sin recibir hit de sus contrarios a lo largo de nueve entradas, también constituyó el octavo juego de esas características que se presenta en la actual temporada, algo que hasta el día de hoy, nunca había registrado la larga y vasta historia de las Ligas Mayores.

casallena@live.com.mx

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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