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Casa Llena

¡Las mujeres al juego!

Antonio Canseco

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“Amo las limitaciones, porque son la causa de la inspiración.”

Susan Sontag

Escritora, novelista, filósofa y ensayista de EU


El pasado domingo regresó el tradicional festejo a las madres en los 15 parques de béisbol de las Grandes Ligas donde hubo encuentros, y digo regresó porque lamentablemente el año pasado ese festejo fue interrumpido como gran parte de la temporada por las restricciones sanitarias y el confinamiento social que reinaba en prácticamente todo el mundo por el Covid-19.

Agradable fue poder observar bates, gorras, petos, caretas, muñequeras y medias color de rosa en todos y cada uno de los jugadores y coaches que estuvieron en esos duelos.

El festejo más allá de los peculiares atuendos, forma parte de la poderosa e importante maquinaria que año con año despliegan las Ligas Mayores para recaudar fondos y contribuir económicamente al combate y tratamiento del cáncer de mama, que es por desgracia, el padecimiento que produce anualmente el mayor número de fallecimientos de mujeres en el mundo.

Esa clara y llamativa expresión de solidaridad y afecto utilizada por los máximos representantes del béisbol profesional, constituye a la par un emotivo homenaje a las siempre entusiastas madres aficionadas al Rey de los Deportes que hacen acto de presencia en los estadios. 

Ninguno de los que alguna vez tuvimos la oportunidad de jugar en la infancia, y mucho menos aquellos que lograron destacar y hacer del juego de béisbol su profesión, podremos olvidar que detrás de la constancia, tenacidad y talento con el que nos desempeñamos en los campos de juego, muchas de las veces, por no decir que todas, estuvo la cercana presencia de la familia y en buena y gran medida de nuestras madres que estoicamente nos llevaron a los encuentros y entrenamientos. Por ello, un gesto como el que tiene lugar el segundo domingo del mes de mayo de cada año en el mejor béisbol del mundo siempre será motivo de alegría y agradecimiento.

Querido lector, aquel escenario dominical pintado de color rosa me llevó a reflexionar, lo que hoy les comparto, algo que por fortuna está pasando en el béisbol y que por desgracia poca difusión, cobertura y publicidad se le ha dado: la activa y decidida presencia de las mujeres en el béisbol profesional.

Pero antes de comentar los logros y novedades que ha generado la presencia femenina en el juego de pelota en las últimas temporadas, y de manera destacada en la que tiene poco más de un mes de haber iniciado; voy a retroceder en el tiempo para contarles una historia pocas veces relatada y poco conocida en torno al juego de pelota, pero que constituye una de las primeras participaciones de la mujer en el béisbol profesional norteamericano.

Como parte de la difusión y expansión del béisbol a lo largo de los Estados Unidos, a finales de la década de los años 20 y en las subsecuentes décadas los 8 equipos que conformaban cada Liga del béisbol (Nacional y Americana) solían participar en juegos de exhibición antes del inicio de la temporada regular en ciudades de norteamericanas en donde si bien existía béisbol profesional, no había un equipo de Ligas Mayores.

Aquel ejercicio de difusión y promoción, que también redituaba importantes ganancias económicas, provocaba acercar a los ya destacados ídolos del béisbol a nuevas legiones de aficionados y a los competidores locales mostrarse en busca de una oportunidad en uno de esos 16 equipos de privilegio y distinción.

En uno de esos innumerables e incontables juegos de exhibición se enfrentaron en 1931 los poderosos Yankees de Nueva York y el equipo Chattanooga Lookouts, una novena de Ligas Menores proveniente de la Asociación de equipos del sur. 

Con el juego en marcha y los Yankees al bat, el manager del equipo de Chattanooga decidió remover a su lanzador abridor y ante la sorpresa de propios y extraños trajo una joven lanzadora zurda de tan sólo 17 años de edad oriunda de Memphis, Tennessee, llamada Jackie Mitchell a enfrentar ni más ni menos que a Babe Ruth. La joven que a decir de sus compañeros de equipo tenía un natural talento para el juego, ni cercanamente se sintió intimidada por la presencia de Ruth en la caja de bateo; tan es así, que logró poncharlo en cuatro lanzamientos, incluso abanicando el ícono del béisbol el tercer strike en forma por demás descompuesta. 

Ya con la confianza de haber vencido en su duelo personal a Ruth, Mitchell enfrentó a Lou Gehrig, logrando el mismo resultado al haberlo también ponchado, pero esta vez, dejando al legendario primera base de los Yankees con el bate al hombro al haber sido completamente engañado por el lanzamiento de la joven sureña. 

Ante aquella demostración de talento y determinación la afición estalló en júbilo. Mitchell notoriamente emocionada por lo acontecido concedió una base por bolas a Tony Lazzeri antes de ser retirada del montículo entre aplausos de la fanaticada local y el reconocimiento de su manager. Aquella mañana de primavera que les he relatado se hizo historia, pues si bien es cierto que Mitchell nunca llegó a jugar en las Ligas Mayores, sí logró por mérito propio la hazaña deportiva que les he relatado, pero más aún, logró abrir un espacio jamás permitido a las mujeres en el juego de pelota con su presencia en el montículo.

Haciendo simple aritmética han pasado 90 años de aquel hecho, pero no todo ha sido fácil, ni sencillo para ellas. Hoy a tantos y tantos años de distancia, afrontamos como sociedad tiempos convulsos, violentos, difíciles e inequitativos en los que un enorme número de mujeres viven y sobreviven. Tiempos y hechos que generan indignación, profunda rabia y malestar y cuya denuncia debería ser razón suficiente para que dejarán de existir y repetirse, pero que por desgracia crecen más y más.

Mucho nos falta hacer y corregir para cambiar lo que hemos hecho mal y un buen ejemplo de ello es el béisbol profesional norteamericano, que hoy por hoy constituye un espacio de inclusión y reconocimiento para las mujeres.

Hace poco más de un año los Gigantes de San Francisco contrataron como parte de su equipo de coaches a Alyssa Nakken, una destacada jugadora de softball universitario que se convirtió en la primera mujer en formar parte del selecto grupo de especialistas y coaches de un equipo de Grandes Ligas. El año pasado en un juego de preparación entre los Gigantes y los Atléticos de Oakland, Alyssa fue designada coach de primera base, siendo aquella histórica ocasión la primera vez que una mujer participó en el campo de juego durante un encuentro de las Grandes Ligas. A petición de los miembros del Salón de la Fama de béisbol, Nakken donó la camiseta de los Gigantes con su número 92 que hoy luce en el recinto de los inmortales como testimonio de su logro.

Por si fuera poco, al iniciar la presente temporada, Kim Ng, una experimentada ejecutiva del mundo de béisbol y con largas jornadas de trabajo al servicio de equipos como los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Los Ángeles fue nombrada Gerente General de los Marlines de Miami, convirtiéndola en la primera mujer en ocupar un puesto de gerente general no sólo del béisbol , sino de cualquiera de los equipos profesionales en los principales deportes de los Estados Unidos.

Otros nombres como los de Rachel Balkovec y Rachel Folden son ya referencia de conocimiento del juego, ambas trabajan como coaches de bateo para los Yankees y Cachorros en sus sucursales y ni que decir de Bianca Smith que a partir de esta temporada en unos de los equipos filiales de los Medias Rojas de Boston se ha convertido en la primera mujer manager de Ligas Menores, convirtiéndola además en la primer mujer afroamericana en entrenar a un equipo en la historia del béisbol profesional.

Otras tantas mujeres hacen carrera y ya destacan en puestos administrativos, médicos y de fisioterapia en equipos de Grandes Ligas, como en el caso de Andrea Hayden, quien trabaja para la organización de los Mellizos de Minnesota como coach de acondicionamiento físico del primer equipo.

No podían faltar las mujeres que se han unido con vigorosa fuerza y presencia a la crónica y el análisis deportivo, prácticamente en cada equipo de MLB hay una o dos mujeres haciendo la crónica de color y dando seguimiento a los lesionados y prospectos de los equipos que siguen. 

De ese importante y nutrido grupo de mujeres he decidido destacar a Jessica Mendoza una brillante jugadora de softball de los Estados Unidos, dos veces integrante de su equipo olímpico y quien el año pasado para la cadena ESPN se convirtió en la primera mujer analista de las incidencias de los juegos vespertinos dominicales que fueron transmitidos a nivel nacional, y que a la vez se convirtió en la primer mujer en llevar las incidencias una Serie Mundial por radio, precisamente la del año pasado jugada entre Dodgers y Rays.

Este destacado grupo, no es obra de la causalidad y resulta ser una bocanada de aire fresco llena de sensibilidad y talento. Se trata de presencias que ilusionan y comprometen a todos los inmersos en el juego de pelota y más allá de él, a cambiar y dejar atrás tanto la violencia de género, como la discriminación laboral que tradicionalmente ha existido hacia las mujeres. Una nueva era, con nuevos logros que nos permite abrigar la esperanza de que en un día no muy lejano se logren las anheladas condiciones de igualdad y respeto para las mujeres. Séptima Entrada

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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