Seis temporadas en MLB, dos participaciones en el All-Star Game de Grandes Ligas, ganador del Bat de Plata en 2022, 564 juegos en Grandes Ligas, todo con solo 26 años de edad, esos parecerían los números de un jugador prospecto que siempre tuvo atención y que ha cumplido con las expectativas, pero no, esas son las estadísticas de un pelotero que tuvo que romper barreras que van más allá de jugar beisbol para poder recibir una oportunidad.
Los números arriba mencionados son del mexicano Alejandro Kirk, quien es el primer catcher nacido en México en jugar en una Serie Mundial, un premio que recibió después de superar una gran cantidad de obstáculos, de retos y de estándares, ya que no solo hay que saber jugar beisbol sino que hay que también hay que cumplir ciertos parámetros para que captes la atención y recibas una oportunidad. Si no cumples esos parámetros es muy difícil que te den una chance pero no es imposible.
Alejandro Kirk hace historia. Sera el primer catcher nacido en México en una Serie Mundial ????????⚾ pic.twitter.com/wy6Qscgxwm
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El nacido en Tijuana creció siendo un jugador que siempre creyó en él y que esperó con paciencia el poder entrar a los juegos, siendo muchas veces el que ingresaba cuando el duelo estaba por terminar o cuando se necesitaba alguien para cachar luego de que había salido el titular, pero con el objetivo siempre claro en mente, no dejó de trabajar, de entrenar, de prepararse y de confiar en él y todo ha tenido una gran recompensa.
Kirk desafío los estándares, recibió la oportunidad y ha logrado brillar para convertirse, probablemente, en el más insólito caso de éxito en el beisbol, este deporte tan obsesionado con las proyecciones y las probabilidades.
“Kirk es un unicornio”, dijo el manager de los Blue Jays, John Schneider.
¡ORGULLO NACIONAL! ????????
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Alejandro Kirk, catcher mexicano de los Toronto Blue Jays, reconoce lo difícil que ha sido llegar hasta aquí: “No es nada fácil poder llegar a una Serie Mundial.” pic.twitter.com/5wXJIRHrug
Buscaban talento a precio razonable
Alejandro Kirk, de 1.76 metros y alrededor de 111 kilos, estaba en el lugar correcto ese 2016 que los Blue Jays estaban necesitados de talento joven fuera de sus fronteras a un precio sumamente razonable, tras haber firmado a Vladimir Guerrero Jr. por 3.9 millones de dólares.
Las reglas de Grandes Ligas les impedían firmar a cualquier otro pelotero por más de 300 mil dólares. Por eso, los Blue Jays apostaron en cantidad a esos talentos que no habían recibido una oportunidad.
Para aquel momento, sus herramientas en el juego habían posicionado a Kirk como uno de los mejores peloteros en la región llegando a ser llamado para selecciones estatales, en ocasiones para equipos nacionales, pero poco era tomado en cuenta cuando se trataba de los Show Case a los que asistían los cazatalentos de la Liga Mexicana de Beisbol; ni qué decir de aquellos que representaban a equipos de las Grandes Ligas.
“En ese momento, era mi sueño. Siempre tuve el sueño de firmar como profesional. En ese instante, también me di cuenta de que había muchos jugadores, incluso en México, con mejores herramientas que yo”, confesó Kirk. “Físicamente… se veían mejor. Seguí entrenando y creyendo, pero un día, mi bate empezó a hablar por mí”.
Eso se le quedó muy grabado a Aaron Acosta, quien conoció a Kirk tiempo atrás trabajando para los Tampa Bay Rays cuando el equipo le extendió a Alejandro una invitación para ir a entrenar 10 días a su academia en República Dominicana. Si bien la invitación fue una muestra de interés, la esperada oferta nunca llegó.
No lo veían a él, pero...
¡De Tijuana a la Serie Mundial!
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Alejandro Kirk une su nombre a la lista de jugadores nacidos en ???????? que han disputado el Clásico de Otoño. pic.twitter.com/RoeQ0TsLDw
De regreso en México, los Blue Jays encontraron a Kirk cuando un pequeño contingente de cazatalentos encabezados por Dean Decillis estaban en una misión especial. Como siempre le sucedía a Alejandro, el foco principal estaba en otro prospecto. La primera impresión no hacía sentido, pero había algo que Decillis no se podía sacar de la cabeza.
“En realidad, me gustó más el muchacho del otro equipo”, le dijo Decillis a Andrew Tinnish, vicepresidente de scouteo internacional de los Blue Jays. “Puede cachar, puede tirar, tiene muy buenas manos y un swing sencillo, es un bateador de líneas y controla muy bien la zona de strike. Sin embargo, tengo que ser honesto contigo... no tiene un gran físico”.
Tinnish estaba sorprendido. En un ambiente en el que siguen a decenas de jóvenes intentando proyectar los mejores perfiles a mediano y largo plazo, llamadas como las de su colega Dean no suceden muy seguido.
“Éste no es el jugador típico. No es el físico común”, recuerda Tinnish que le dijo Decillis. “Si firmamos a este muchacho, el departamento de desarrollo de jugadores va a tener muchas preguntas. Pero te digo, este tipo puede batear, hace que el juego parezca fácil, simplifica las cosas, tiene un swing muy bueno. Puede batear, puede batear, puede batear”.
Aún rodeados por la incertidumbre de una talento tan único en la figura poco convencional para un pelotero de esa demandante posición, los Blue Jays decidieron hacer la apuesta y ofrecerle a Alejandro un contrato por 30 mil dólares, menos del 1 por ciento de la cifra por la que firmaron a Vladdy Jr.
Al inicio, Kirk usualmente era confundido por sus compañeros como asistente de clubhouse o como empleado del estadio, entre otros puestos, cuando andaba en los pasillos del estadio en Dunedin. Aparentemente no era común ver a un jugador de sus características cuando comenzó su carrera en las instalaciones de Florida donde el equipo entrena durante el Spring Training y el resto del año sirve para el desarrollo de talento.
“Mi físico… obviamente quería ser más alto. Quería tener mejores herramientas. Pero esto es lo que Dios me dio. Nunca me molestó”, dijo Kirk. “Estoy muy feliz con lo que tengo. De hecho, usé mi físico para motivarme. Me obligué a mejorar. Nunca lo usé como excusa, como si fuera diferente a los otros muchachos por mi físico. No iba a rendirme. Eso me hizo exigirme más que a nadie”.
Kirk necesitaba jugar para demostrarle a los Blue Jays que habían acertado con su apuesta, oportunidad que tuvieron que postergar después de que Alejandro sufrió un accidente en automóvil que le costó casi toda la temporada de 2017.
El tiempo les dio la razón. Alejandro comenzó a despegar un año más tarde cuando bateó para .354 con 10 dobles y 10 jonrones en 58 juegos dentro de la liga de novatos. En 2019 la motivación llegó de una de las fuentes más importantes del beisbol cuando entró al Top 30 de MLB Pipeline, el ranking de los mejores prospectos curado por distintos personajes alrededor de las Grandes Ligas de Beisbol.
En 2020 recibió la señal que tanto esperaba pues, aún con la cancelación de la temporada de las Ligas Menores, Kirk fue convocado al taxi squad como parte de los jugadores que podrían entrar al roster de Grandes Ligas en cualquier momento. Así fue para Kirk, que todavía en ese momento se aferraba a demostrarle a las demás personas que su talento estaba por encima de su físico.
“Recuerdo que un día le dije a mi papá: ‘Voy a demostrarles a todos que están equivocados. Voy a callarlos’. Ese día, mi papá me dio un gran consejo. Me dijo que me olvidara de la gente, que lo hiciera por mí. Todo, por mí. Todo lo que logre, que sea para mí”.
ALEJANDRO KIRK LEGACY GAME ????
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TWO HOME RUNS FOR CAPTAIN KIRK ✌️ pic.twitter.com/Uyn5wYN276
Le reconocen su talento
La afición de Toronto ha sabido reconocer el talento de Kirk al grado de convertirlo en un héroe de culto. Al portar el mismo apellido de James Tiberius Kirk, personaje ficticio de la serie Star Trek, la gente a menudo se refiere a él como “Capitán Kirk”, mote que ha hecho valer con su trabajo, especialmente detrás del pentágono.
“Si Kirk dice algo, más vale que lo escuches”, dijo su compañero Chris Bassitt. “No importa si tienes 10 años de experiencia, si eres Max (Scherzer) con todo lo que ha logrado, o si apenas llevas dos días en MLB. No importa. Él se ha ganado el respeto. Muchos de los buenos jugadores con los que he jugado y que son como Kirky, siempre terminan siendo los líderes del equipo”.
Han pasado casi 10 años desde que Kirk y Decillis cruzaron en el mismo estadio, aunque nunca se saludaron, ni se estrecharon las manos. Es más, nunca cruzaron miradas. Pero la corazonada que tuvo aquel día por un joven que no se parecía a ningún otro que hubiera visto en esa posición, lo hizo descubrir un talento que se encargó de desafíar los estándares de la pelota convencional.
“Es una gran historia de scouteo, pero también es una historia increíble sobre alguien como él que recibió una oportunidad”, dijo Decillis. “Los rankings de prospectos lo pasaron por alto, pero él recibió su chance y la aprovechó al máximo. Ya ha sido convocado al Juego de Estrellas dos veces, y probablemente será llamado varias más. Estoy muy orgulloso de él. No lo conozco personalmente, pero de verdad me siento muy orgulloso de él”.
