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Casa Llena

Las tiras cómicas, las caricaturas y el béisbol

Antonio Canseco

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“En el libro de la vida, las respuestas no están en la última página.”

Charles M. Schultz.

A propósito de que el pasado viernes 30 de abril en México, pese a la pandemia del Coronavirus, el distanciamiento social, la sana distancia y que las escuelas, especialmente las primarias, siguen trabajando en forma remota y con ayuda de la tecnología, fue celebrado -aunque mayormente de manera virtual- “el Día del Niño”, y por ello he decidido aprovechar este espacio para hacer llegar mi saludo a todos los niños que en nuestro país y más allá de nuestras fronteras disfrutan del Rey de los deportes, pues a decir verdad, han pasado días, semanas y meses indescriptibles y difíciles.

Este ejercicio-saludo, también me permitirá transportar a muchos de nosotros (ya crecidos y formados) a nuestra infancia con objeto recordar aquel vínculo que ha logrado unir al juego de pelota con centenares de niños: la diversión.

Más allá del hecho y circunstancia de que la mayor afición a un deporte proviene de su práctica, existen otras y muy válidas formas y mecanismos de generar gusto y afición por alguna actividad humana, como las que aquí les voy a relatar.

Para nadie es una sorpresa que las tiras cómicas y el béisbol han convivido y estado ligados desde el inicio de la actividad profesional de dicho deporte en los Estados Unidos. Basta recordar que a principios del siglo XX los periódicos eran el medio de comunicación más eficaz e importante y por ende el mecanismo más adecuado para promover y difundir el denominado pasatiempo americano que se expandía a lo largo y ancho de Norteamérica.

Escribir y hablar de aquellas épocas, ya lejanas y distantes, donde no existía la inmediatez que nos brindan los teléfonos inteligentes y el internet resulta no solo nostálgico sino algo extraño, sobre todo al pensar que dibujos de jugadores de béisbol y pequeñas viñetas en los que se relataban sus hazañas deportivas y el resultado final de los encuentros eran el vehículo para saber lo que sucedía en los parques de béisbol en aquellos inicios del béisbol organizado. 

Aquellas caricaturas informativas que contenían los logros en el diamante, permitieron cautivar la atención de cientos de personas, interesarlas en el juego y hacerlas presentes en los parques de pelota.

Años más tarde con la llegada de ciertos avances tecnológicos como el uso de la fotografía y un poco más tarde, gracias a las transmisiones radiofónicas, el béisbol definitivamente se volvió popular y cercano a los hogares de los norteamericanos. Posteriormente y casi de manera universal con la llegada de la televisión hemos podido miles y miles de aficionados disfrutar en vivo y a todo color de las incidencias de los juegos. Mientras que aquellos dibujos informativos que lo fueron todo en su momento, mutaron y se transformaron en mero entretenimiento y diversión, especialmente enfocada para los niños, a través de lo que conocemos hoy como tiras cómicas y caricaturas.

Pese a que han pasado muchos años, no son aún tantos para no ser capaz de recordar las mañanas dominicales de mi infancia y por supuesto, la lectura de las tiras cómicas que estaban insertas en una sección especial del periódico Excélsior. Y es que provenir de una familia grande como la mía tuvo enormes ventajas, y como es natural, también algunos inconvenientes; entre otros, el que derivaba del hecho de que habitualmente tenía que esperar a que la mayoría de mis hermanos leyeran primero las tiras cómicas, antes de que yo pudiera disfrutar de ellas. Esa larga espera, con olor a café y jugo de naranja aderezada por los constantes llamados de mis padres con el propósito de congregar a todos sus hijos al unísono en la mesa del comedor, sin duda alguna logró hacer más especiales aquellas mañanas en pijama.

En aquel suplemento, que en realidad era un tabloide, disfruté de historietas como la del Príncipe Valiente, Daniel 'El Travieso', Periquita, La pequeña Lulú, Lorenzo Parachoques, el de los sándwiches kilométricos y su esposa Pepita, el genial detective Dick Tracy con sus trajes cruzados de rayas, gabardina, sombrero y sus inventos tan parecidos a los aparatos que hoy tenemos y disfrutamos en forma normal y cotidiana, o de las andanzas de un par de viejos amargados como lo eran Mutt y Jeff. En la contraportada era lectura obligada Mafalda, la tira cómica dibujada y escrita por el genial y ya fallecido Joaquín Salvador Lavado Tejón “Quino”, merecedor incluso del Premio Cervantes; pero en lo personal, mi historia favorita de aquellos años y la que esperaba semana a semana para leer era la tira cómica de Charlie Brown, dado que el béisbol era un asunto recurrente en sus andanzas y las de sus amigos y mascota.

En este recuento, resulta imposible olvidar a las caricaturas, que en mayor medida pudimos disfrutar gracias a la televisión y en las que el béisbol también estuvo presente. Célebre y hasta didáctica resultó la realizada por Walt Disney y protagonizada Goofy: '¿Cómo jugar béisbol?'.

Y ni qué decir de los clásicos e infaltables dibujos animados de la Warner Brothers, que recibíamos como premio vespertino al culminar nuestras tareas; destaca aquella en la que Bugs Bunny vence por sí solo a una novena de mal encarados jugadores de beisbol y en la que fue capaz de lanzar a home la bola más lenta de la historia e incluso atrapar el último out del encuentro desde el cornisa del Edificio Umpire State. Otras historias y personajes de caricatura que también reflejaron la vida y costumbres de la sociedad y vida familiar de los norteamericanos como Los Picapiedra y Los Simpsons, tomaron como referencia y pretexto una vez más al béisbol para hacernos reír, disfrutar y entretenernos.

Querido lector, los personajes creados por Charles M. Schultz hace poco más de 70 años, me parecen a la distancia y con el paso del tiempo, tan actuales, vivos y creíbles que cuando simplemente formaban parte del entretenimiento y ocio de mis fines de semana idos. Y es que a querer o no, todos tenemos algo de Carlitos y de los singulares miembros de su pandilla en nuestra información genética; de ahí que nos resulte francamente imposible ser indiferentes o ajenos a lo que le sucede al entusiasta pitcher y eterno perdedor que jamás logra retirar una entrada en orden, o lo que le ocurre al chico tímido incapaz de acercarse o tener una conversación con la pelirroja que le gusta, o lo que sufre el noble y gentil amigo que es incapaz de pensar primero en él que en su querido e incluyente equipo de béisbol donde niñas y un perro participan, o lo que le afecta al inseguro chico falto de autoestima, pero con un enorme corazón... o lo que tiene que padecer un hermano condescendiente y sobreprotector, que a la vez es el preocupado amo de un perro, más humano que perro, que incluso juega la posición de short stop y es el cuarto bate y estrella del equipo de béisbol.

Esas pequeñas historias y aventuras entorno al juego de pelota, en las que el catcher del equipo era un pianista concertista y ferviente admirador de Beethoven, donde un inteligente, más bien, niño genio, jugaba la segunda base, pero a pesar de su capacidad intelectual era tan inseguro que tenía que utilizar en forma permanente una frazada al hombro para sobrevivir los embates de la vida, o donde la racional, directa e inflexible jardinera central, que además hacia las veces de psiquiatra del clan, era capaz de aniquilar en forma instantánea con los sueños de infantiles de cualquiera; lograron hacer más agradables aquellos días de la infancia y han provocado que más de uno asista y acuda a los parques y campos de pelota con el único propósito de vivir o repetir esas experiencias.

Las tiras cómicas y las caricaturas pese al paso de los años y el desarrollo tecnológico que ha cambiado diametralmente la forma de relacionarnos con el mundo, la forma de aprender y hasta la forma de disfrutar, siguen estando íntimamente relacionadas con el béisbol y lo seguirán estando mientras sean capaces de lograr y generar como hasta ahora lo han hecho el interés, la curiosidad, el entusiasmo de los niños por el juego.

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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