Regístrate
close-icon
Estás leyendo: Las Ligas Negras

Casa Llena

Las Ligas Negras

Antonio Canseco

Publicidad
Publicidad

“Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano. Yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: Creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales….”

Martin Luther King

El mes de febrero lamentablemente ha traído noticias tristes y hasta un baño de realidad del que no hubiésemos querido haber sido parte y testigos; me refiero por supuesto a la invasión y ataque injustificado de Rusia a Ucrania, que aún desde el otro lado del mundo, nos llena de preocupación e impotencia. Por si fuera poco para quienes disfrutamos del béisbol de las Ligas Mayores, también el mes de febrero ha traído la confirmación de las sospechas que ya les había anticipado en esta columna: la incapacidad manifiesta de los dueños de los equipos y jugadores profesionales para celebrar un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo que permita el inicio de la Temporada 2022, no obstante el marco de bonanza y privilegio que reina entre unos y otros y que constituye sin duda alguna, una vergüenza y decepción para quienes seguimos como aficionados al llamado Rey de los Deportes.

Querido lector, pero no todo es fallido y errado en este aciago mes de febrero de 2022, pues desde hace ya algunos años, este mes ha sido considerado por la MLB como el mes del orgullo afroamericano. Un mes dedicado a la exaltación y el recuerdo a aquellos pioneros de raza negra que cambiaron y le dieron un rostro de dignidad, diversión y talento al denominado pasatiempo americano. Por esa importante razón he traído a colación un fragmento del discurso que ante el monumento al presidente Abraham Lincoln pronunciara en Washington en el verano de 1963 el Dr. Martin Luther King. Esas palabras de aliento y esperanza que cimbraron al mundo e hicieron más que evidente la discriminación racial que reinaba aún en la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos de Norteamérica. Aquel sueño y llamado a cambiar la realidad no sólo le valió recibir al Dr. King el Premio Nobel de la Paz, sino que permitió transformar en buena medida y circunstancia las condiciones de vida en nuestro vecino del norte, además de inspirar a cientos de miles de personas en el mundo a luchar en contra de la injusticia y la adversidad.

Entrando en materia, la presencia de los afroamericanos en el juego de pelota tiene registro desde el Siglo XIX, fue Bud Fowler (John W. Jackson) quién por cierto, este verano habrá de ingresar al Salón de la Fama del Béisbol, el primer afroamericano en involucrarse en el juego de pelota, primero como jugador y posteriormente como manager y directivo de equipos. Otro de los legendarios jugadores de raza negra de finales de los años mil ochocientos lo fue Moses Flectwood Walker, quien con sus destacadas actuaciones fue el líder y referente tanto de los San Luis “Black Stockings” como de los llamados Cuban “Giants”, dos de los mejores equipos de aquella época.

Ya en el siglo XX, al dar inicio la década de los años 20, Rube Foster otro pilar del juego de béisbol y orgulloso integrante del Salón de la Fama del béisbol, fundó la Negro National League, a la que comúnmente se le conoce y ha denominado como las Ligas Negras. Su labor ejemplar dentro y fuera de los diamantes es legendaria, además de constituir un referente de trabajo organizado y visión a largo plazo, pues además de dominar el juego desde el montículo habiendo logrado hilvanar más de 40 victorias en forma consecutiva, fue un exitoso manager y directivo hasta su muerte en 1930. Foster fue sin lugar a dudas el más grande impulsor del juego de béisbol para la comunidad afroamericana y latina al haber generado un espacio digno y condiciones económicas bien remuneradas para aquellos que por cuestiones inherentes a la discriminación racial estaban impedidos para jugar profesionalmente en las Ligas Mayores.

En esa liga organizada que creció y ganó fama en las siguientes décadas a su creación brillaron algunos de los mejores exponentes del juego de pelota de todos los tiempos. La historia del béisbol mundial no sería la misma sin jugadores como el catcher Joshua Gibson de los Homestaed Grays y quien ya también les he relatado brilló con intensidad en la Liga Mexicana de Béisbol a principios de la década de los años cuarenta o el gran lanzador Satchel Paige (Kansas City Monarchs) que por fortuna y debido a su durabilidad y repertorio de lanzamientos todavía llegó a jugar en las Grandes Ligas para los extintos Indios de Cleveland, hoy Guardianes.

Hoy en día sería imposible entender la agresiva y espectacular forma de correr las bases que las Ligas Negras trajeron al juego de pelota, sin considerar a dos destacados jugadores de las llamadas Estrellas de San Luis, el parador en corto Willie Wells “El diablo” y el jardinero central James “Cool Papa” Bell, quienes también dejaron gratos recuerdos durante sus temporadas como jugadores de la Liga Mexicana de Béisbol, pues su estilo de juego provocó un antes y un después en el juego de pelota en lo que se refiere a la generación de carreras y jugadas diseñadas considerando la velocidad con que se movían en el terreno de juego. 

¿Qué hubiese sido de Monte Irving y de los jugadores latinoamericanos que no tenían cabida en la MLB sin el cobijo y calidad de juego de las Ligas Negras? La carrera y hazañas del mejor y más completo jugador latino de todos los tiempos, el cubano Martín Dihigo seguramente hubiese sido distinta y acotada, al igual que las de los valuartes y pioneros del juego de pelota de Latinoamérica como Cristóbal Torrente, José Mendez, Luis Tiant padre y Perrucho Cepeda, solo por mencionar algunos.

Definitivamente esas grandes estrellas permitieron que otros jugadores de la siguiente generación, incluso algunos de los hijos de esos pioneros como lo constituyen los casos de Tiant y Cepeda, que si pudieron competir de igual a igual en el mejor beisbol del mundo, al romperse en 1947 la segregación racial que había permanecido vigente en todos los deportes profesionales norteamericanos al producirse la llegada a los Dodgers de Brooklyn del immortal Jackie Robinson y un año más tarde (1948) de Larry Doby a los Indios de Cleveland en la Liga Americana.

Hoy que se recuerda el talento de aquellos legendarios jugadores afroamericanos, debe quedar muy en claro, que el juego de béisbol profesional norteamericano y también mundial le debe mucho a las Ligas Negras. Sus aportaciones, innovaciones van más allá del importante paso que significó social y económicamente igualar las condiciones de vida y trabajo de los deportistas profesionales, pues además de ese trascendental logro, las llamadas Ligas Negras fueron los primeros en la historia en promover y realizar juegos nocturnos de cualquier deporte profesional en los Estados Unidos, cuando en 1930 el dueño de los Kansas City Monarchs, J.L. Wilkinson adquirió algunas torres de energía portátiles para realizar dobles encuentros y partidos que iniciaban al finalizar la tarde con objeto de mejorar las entradas y la participación como espectadores de aquellos que desarrollaban sus actividades laborales en el día; ese logro que cambió para siempre el juego de béisbol tuvo lugar por primera vez en las Ligas Mayores en 1935 gracias a la inversión realizada por el equipo de Cincinnati.

Otra innovación al juego de pelota que trajeron las Ligas Negras fue el uso del casco para batear, El famoso “Diablo” Willie Wells de los “Eagles de Newark” constantemente era sujeto a lanzamientos ceñidos y pegados al cuerpo por los lanzadores contrarios, muchas veces recibió fuertes pelotazos e incluso en una ocasión fue conmocionado y quedó incluso inconsciente tras un lanzamiento a la cabeza, por lo que al día siguiente y sin hacer caso a sugerido por el cuerpo médico que ordenaban observación y reposo, Wells, se paró por primera vez en la caja de bateo utilizando un casco habitual en la industria de la construcción para proteger su cabeza e integridad física. Esa práctica se haría costumbre generalizada en las Ligas Negras y llegaría a la MLB en la histórica temporada de 1941.

Y ya que estoy hablando de protección y cuidado a la integridad de los jugadores, fue en 1907 que el distinguido catcher Bud Fowler introdujo al juego el uso de un par de tablones de madera en las espinillas para protegerse de las barridas con los afilados spikes de sus contrarios. Esa protección vital para los receptores que se utilizó por primera vez en las Ligas Negras también llegaría para quedarse en las Grandes Ligas y se volvería parte de la indumentaria reglamentaria de quienes trabajan detrás del plato.

Si las anteriores aportaciones al juego profesional de béisbol son destacadas, cabe señalar que las Ligas Negras también fueron pioneras en el desarrollo de la estrategia del juego, al promover jugadas más agresivas aprovechando la veloocidad en el corrido de bases, la elusividad y la capacidad atlética de sus jugadores, quienes eran sin lugar a dudas físicamente más aptos y dotados que los que hasta ese entonces lo practicaban en la MLB. Lo que los aficionados latinoamericanos conocemos y definimos como “jugar la pelota pequeña,” es decir, siguiendo los fundamentos del juego, cubriendo lo esencial y necesario para generar carreras y provocar avanzar a los hombres en base con una estrategia definida para hacer carreras, en gran parte se debe a la forma de juego que practicaban los jugadores afroamericanos. Tocar la pelota, robar las bases y ejecutar el bateo y corrido en tiempo y forma, en mayor medida se deben a la naturaleza del juego y estrategia desarrollada por las Ligas Negras. Además de también haber sido pioneros en los esquemas de contratación de jugadores de manera flexible y ponderando mejores salarios para los jugadores, algo que permitía y fomentaba el equilibrio de los equipos y la rotación del talento e incluso la migración a otros países como muchas veces sucedió con quienes decidieron venir a jugar a México o Cuba. Esa voluntad manifiesta de otorgar un trato justo y digno en términos profesionales y económicos fue también el modelo a seguir muchos años después para la MLB al establecer la agencia libre en 1972 tras la negativa de cambiar de equipo como mercancía del también afroamericano Curt Flood.

No debemos nunca olvida que el esfuerzo y empeño de estos pioneros y visionarios de los que hoy les he hablado han permitido que otras generaciones pudiésemos disfrutar de un mejor juego de béisbol y admirar las hazañas y logros deportivos de grandes estrellas como: Willie Mays, Ernie Banks, Hank Aaron, Lou Brock, Bob Gibson, Willie McCovey, Roberto Clemente, Willie Stargell, Don Newcombe, Roy Capanella, Joe Morgan, Reggie Jackson, Frank Robinson, Ozzie Smith, Ken Griffey jr., Tony Gwynn, Kirby Puckett, Frank Thomas o Derek Jeter todos de ellos, orgullosos decenedientes de afroamericanos.

casallena@live.com.mx

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Cargando comentarios...