“¡Nosotros no vamos a darles a ellos ni un centavo más! Si ellos quieren huelga, pues que se vayan a la huelga”
Gussie Busch
A menos de una semana de la fecha prevista para que los lanzadores de los 30 equipos de la MLB inicien su pretemporada en Arizona y Florida (16 de febrero), las negociaciones entre los dueños de los equipos y el sindicato de jugadores no solamente están estancadas, sino que ahora irremediablemente se han tensado ante la negativa del sindicato de jugadores de aceptar la propuesta de los dueños cuyo rostro más visible es el comisionado Rob Manfred de permitir la intervención de un mediador federal para dirimir sus diferencias y discrepancias económicas en torno al nuevo acuerdo laboral que debiera ser válido por las siguientes cinco temporadas.
Cuando todavía estábamos viviendo el fin de la Temporada 2021, los dueños de los equipos determinaron asumir el costo que representa proporcionar vivienda digna a los jugadores de sus equipos de Ligas Menores y de los equipos de instrucción, dado que gran parte de sus limitados salarios se iba simplemente en pagar un lugar donde vivir durante el desarrollo de la temporada; al haberse concretado tan importante acuerdo, ilusamente llegué a pensar que esa decisión abonaría el camino para la firma tersa y sin contratiempos del nuevo contrato colectivo de trabajo en el mejor béisbol del mundo.
Sin embrago, ese gesto y avance respecto a los que un día serán los nuevos talentos del béisbol, en la práctica de muy poco o nada ha servido para resolver las diferencias que en estos momentos tienen pendiendo de un hilo el inicio de la temporada 2022, al menos, en los términos y fechas en que originalmente había sido proyectada.
La paz laboral de que gozaban las Grandes Ligas desde que tuvo lugar la última huelga, la de la temporada 1994, que como bien sabemos cortó de tajo esa campaña y evitó la celebración de la Serie Mundial de ese año y por ende que hubiese un campeón de la MLB, está por concluir. Ya era una mala señal el paro laboral acordado hace ya algunas semanas entre las partes y que en vez de servir como mecanismo de presión para sentarse a la mesa con propuestas de arreglo, simplemente las enfrío estancando toda posibilidad de entendimiento. Pues el hecho de que haya un número considerable de jugadores en la incertidumbre respecto de sus carreras y destinos y que se haya detenido toda actividad económica y de contrataciones en la Gran Carpa e incluso que la totalidad de las instalaciones de los 30 equipos permanezcan cerradas y no haya forma que permita entrenar con miras en la próxima temporada, se ha sumado la incapacidad de las partes para conciliar sus hasta ahora encontrados intereses, en un negocio multimillonario, boyante pese a la pandemia y que además es un deporte mundialmente seguido.
Si tienen duda de ello, les pongo tan sólo un ejemplo: el jugador de Grandes Ligas menos calificado y con menor experiencia, pero que está en el roster oficial de jugadores de un equipo de la MLB percibe un salario anual de 570 mil dólares, nada despreciables, si tenemos en cuenta que el presidente de los Estados Unidos Joe Biden por hacer el trabajo que tiene encomendado percibe al año 400 mil dólares. Un hecho tangible e irrefutable. Simple aritmética que me lleva a pensar que si en esa abundancia, no se posible el entendimiento, francamente dueños y jugadores están perdidos.
Entrando en materia, les comento de las posiciones de unos y otros, sin que hasta el momento hayan sido resueltas. El sindicato de jugadores ha exigido cambios tras el malestar provocado por el descenso del salario promedio de los jugadores, en los últimos cinco años, la reducción salarial acreditada es de un 4.8%, lo que significa que un grupo importante y significativo de jugadores ha visto disminuido su ingreso debido a que los equipos han concentrado el costo de su nómina en los contratos más onerosos y como estrategia adicional han sustituido peloteros veteranos por otros más jóvenes y menor pagados, casos sobran, pero destacadamente el de los Angelinos de Anaheim que prescindieron por esas razones del estelar primera base veterano Albert Pujols al iniciar la temporada 2021, lo que nos lleva a otro de los fenómenos que ahora cunden en la gran carpa y que tanto preocupan a los jugadores y su sindicato el desmantelamiento de las plantillas en aras de iniciar lo que han definido las gerencias de los equipos como un “proceso de reconstrucción” lamentable circunstancia que se ha presentado sin importar el sentir de los aficionados y que ha sido el signo en los últimos años, muestra clara de ello lo son los Cachorros de Chicago la temporada anterior.
Los dueños de los equipos siguen empeñados en proteger las restricciones salariales conseguidas en las últimas décadas, rechazan las peticiones de jugadores a las que incluso han definido como alteraciones significativas de la estructura económica del deporte, incluyendo la reducción del tiempo de servicio necesario para convertirse en agente libre o para el arbitraje salarial en la que pugnan e insisten deben tener acceso los jugadores al llegar a los 29 años de edad.
La fría y distante estrategia que están llevando a cabo los dueños de los equipos incluyó el haber fichado y contratado al mayor número de jugadores posible en la Agencia Libre antes del inicio del paro patronal en que nos encontramos, suscribiendo contratos por más de 1900 millones de dólares antes de la inacción e incertidumbre que ahora reina en las Grandes Ligas. Si bien esa decisión los coloca en una posición segura en cuanto a la protección de sus inversiones y talento, también los hace más débiles e inestables en el cierre contractual y eso pudiera significar pagar irremediablemente el costo económico y de desprestigio que traería consigo una huelga que impida iniciar la temporada el 31 de marzo próximo.
Los jugadores exigen un mejor equilibrio competitivo y que se establezca un acuerdo competitivo de los 30 equipos por aspirar al campeonato año tras año, lograr que los jugadores tengan mejores ingresos y acceso al arbitraje salarial y la agencia libre en condiciones de equidad y transparencia y expandir el monto del impuesto de lujo, al que ahora ven como el peor enemigo y el freno a sus carreras. Quieren que el monto permitido para configurar una nómina de pago y sin pagar un impuesto pase de los actuales 214 millones de dólares a 245 millones de dólares. Y forzar a que los equipos con mayores salud financiera e ingresos en la misma proporción de éxito aporte para la conformación de sus nóminas, destacando el caso de los ahora Guardianes de Cleveland que son la quinta franquicia en valor de la MLB, pero la nómina vigésima primera de los treinta equipos la campaña anterior.
Por su parte los dueños de los equipos no quieren modificar el tope salarial que genera el impuesto de lujo, ni tampoco modificar las políticas establecidas para de altas y bajas de jugadores de Ligas Menores a Grandes Ligas y viceversa que limitan el acceso al arbitraje y la agencia libre e insisten en que la forma más clara para acceder a esos beneficios sea por la edad del jugador y no por el número de temporadas que hayan juagado en las Ligas Mayores.
Querido lector, seguramente te estarás preguntando, ¿Y la afición? Y los seguidores de los equipos que pagan sus entradas y compran los sistemas de cable y streaming para ver la temporada de principio a fin y que indirectamente aportan importantes ingresos para pagar salarios y contratos ¿dónde quedan? La respuesta es muy simple. Por supuesto que los aficionados, son el factor más importante en la ecuación, los que con su asistencia a los parques, los que con su fidelidad y amor al juego constituyen el engranaje que genera interés y recursos al juego de pelota, los que con la compra de souvenirs, gorras y camisolas de sus equipos y de sus ídolos deportivos han permitido el crecimiento exponencial del juego y su globalización, los que aportan tiempo y dinero para generar la salud financiera que tienen las Ligas Mayores y por ende la mayoría de los equipos que la conforman. Esos importantes actores económicos del béisbol, lamentablemente no son tomados en cuenta, ni considerados al momento de tomar las decisiones en la mesa y tal vez por esa simple razón, la negociación fracase, la huelga de inicio y lamentablemente y en el mejor de los casos por algunas semanas o meses tenga que postergarse la temporada 2022. Pues para los dueños de los equipos y los jugadores, o al menos quienes los representan, los aficionados somos simple y sencillamente considerados y tratados como un daño colateral o accesorio de sus decisiones, y no como el factor que da la estabilidad económica a ese maravilloso deporte, que ha olvidado sus principios más elementales y ahora simple y sencillamente tiene su atención puesta en el dinero y el enorme negocio en que se convertido, en mayor medida como resultado de la lealtad y afición de quien sigue un equipo y asiste a un parque de pelota.
Definitivamente en el horizonte ya aparecen nubes de tormenta, mismas que auguran un largo impasse que pudiera provocar que no haya béisbol este año con la llegada de la primavera. Sólo un milagro podría cambiar el destino de estos dos trenes irracionales e insensatos que están a punto de estrellarse.
CÍRCULO DE ESPERA
Grata sorpresa fue la novena de Colombia, los Caimanes de Barranquilla que por primera vez para su país obtuvieron el campeonato en la más reciente Serie del Caribe al vencer en la final al equipo anfitrión de la República Dominicana. Nuestro equipo los Charros de Jalisco tuvieron una aceptable actuación al llegar al juego semifinal. Los Charros dieron cátedra de pitcheo implantaron una marca de ceros consecutivos en Serie del Caribe, pero el bateo brilló por su ausencia, y así, es francamente imposible ganar.
Mucho aprecio y atesoro las muestras de solidaridad y afecto que he recibido tras el fallecimiento de mi padre y la publicación de mi anterior entrega. Conmovido y agradecido estoy por sus mensajes y correos. El crédito y mérito indiscutiblemente es del homenajeado. Un hombre único e irrepetible que siempre nos hará falta y al que echaremos de menos todos los días quienes tuvimos la fortuna de vivir a su lado y conocerlo. Muchas gracias, de todo corazón.
casallena@live.com.mx
